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Los primeros en entrar eran una familia de Vampiros, los Evans. El líder, Adam, alto, de piel pálida, ojos azul claro y pelo lacio y negro, presentó a sus tres acompañantes, Brittany, rubia y de ojos verdes, Eliot, de cabello castaño rizado y ojos avellana, y Adeline. Esta última llamaba la atención por su joven edad, pues se veía de diez años y su rostro derrochaba dulzura. Su cabello era ondulado castaño claro y sus ojos verde agua.

Los siguieron los Johnson, una familia de Lobos. Los dos líderes, Elinor e Ian, ambos hermanos de cabello negro y ojos cafés, venían acompañados de su madre, Marianne, de cabello castaño oscuro y ojos café claro, y una joven humana, de quien estaba enamorado Ian, de nombre Heidi, de cabello lacio castaño claro y ojos café oscuro. 

 Después de un rato entraron las Señoritas Carrington, Vampiras, Jessica y Jane, la primera de cabello negro y la segunda rubia, ambas de ojos turquesa.

Llegaron entonces María, Julia, William, Robert, Kevin y Taylor.

-¿Y Vanessa?- preguntó Alex, con una cara de indiferencia, mas, hasta donde vi, ocultando curiosidad.

-Ella llegará en un rato- contestó Robert-. No tenía ganas de venir, así que John se quedó a hablar con ella.

-¿Quién es John?- inquirió extrañado.

-Lo conocerás en unos momentos.

Unos minutos después entraron al comedor las Panettiere, una familia de Hechiceras. La madre, Juliet, alta y de cabello y ojos oscuros, y dos hijas gemelas, Ann y Lucy, pelirrojas y de ojos dorados.

La séptima familia en llegar fueron los Houston, y, por la forma en que Jack los presentó, eran nuevos en las reuniones. David, el hermano mayor y el líder, de cabello largo castaño y ojos casi negros, Jamie, la hermana siguiente, de cabello negro carbón y ojos iguales a los de su hermano, y Nate, de cabello castaño corto y los ojos de sus hermanos. Eran Metamorfos, pero no Lobos.

-En la exhibición- dijo Jack-, esperen a la exhibición.

Katherine me explicó que era parte de la tradición que todos hicieran una demostración de sus poderes.

Se oyó el galope de un caballo en el estacionamiento.

-Debe ser John- dijo Julia-. Tiene un Percherón hermoso.

Vanessa entró a la habitación seguida por un joven alto, pálido, de cabello negro un poco largo y con ojos azul brillante.

-Buenas tardes- comenzó-, mi nombre es John Haywood. Lamento mi retaso, la señorita Vanessa es bastante terca.  

Vane le dio un codazo.

Las siguientes fueron las hermanas Hooper, Hechiceras. La mayor y líder, Bridget, rubia de ojos verde esmeralda y su hermana Jasmin, de cabello rojo intenso y ojos azul grisáceo. Aclararon que la menor llegaría más tarde, así que sería mejor idea comenzar ya.

-Bueno- intervino Thomas-, pasemos al patio trasero para la exhibición.

Apenas reconocí el jardín sin las mesas, sillas y luces del día de la fiesta de año nuevo. Sentía como si hubiese pasado mucho tiempo, pero había sido apenas el pasado mes.

Las familias se colocaron en las esquinas del inmenso patio y comenzó el espectáculo. Josefine, Katherine y Jason se colocaron al centro.

-Mi don es la Telequinesis- comenzó Josefine.

Dirigió su mirada hacia una enorme roca que estaba frente a ella y poco a poco se fue levantando. La hizo girar en círculos y después la dejó caer.

-Sólo sirve con objetos inanimados- concluyó.

-Mi don- continuó Jason- es el control mental.

Miró fijamente a Vanessa y ésta le zampó un rápido beso en la mejilla a John, que se encontraba a su lado.

-Funciona mejor cuando a la persona no le parece del todo repulsiva la idea que les doy.

Vane se ruborizó a gran manera y bajó la mirada, mientras a su lado John se reía discretamente.

-Mi don es la persuasión femenina- dijo Kat.

Miró a Eliot Evans y a David y Nate Houston y todos cortaron con rapidez la primera flor que vieron, para después entregárselas sin vacilación.

-Mas no funciona con aquellos que realmente me gustan- agregó, mirando a Will que, con más calma, cortó con cuidado una bella flor y se la entregó con una sonrisa. 

Adam, Eliot, Brittany y Adeline Evans fueron los siguientes en colocarse al centro.

-Mi don- comenzó el líder Adam- es bastante desagradable, por lo que encuentro más apropiado explicárselos sólo teóricamente. Puedo hacer sufrir de una manera inverosímil a cualquier persona, causarle el dolor más brutal que jamás hubiese conocido. Mas es sólo mental, no sufriría daños físicos.

-Mi don es baste parecido al de Josefine- prosiguió Brittany, mientras hacía levitar a Adam-. Pero sólo puedo usarlo con mi propia especie- y lo regresó al suelo.

-Mi don- dijo Eliot- no tiene mucha gracia.

Sacó un encendedor del bolsillo de su pantalón de mezclilla y al encenderlo comenzó a crear diversas figuras con su dedo índice.

-No puedo crear fuego, sólo controlarlo a mi gusto.

Adeline dio un paso hacia adelante.

-La menor de nosotros, mi hermana Adeline- inició Adam-, es muda. Lo era desde antes de su transformación. Pero su mejor manera de expresarse es su don. Ella controla el clima.

La adulada miró al cielo. Las nubes comenzaron a alejarse y sol apareció brillante en el centro del cielo.

-Su defecto es que no siempre sabe controlarlo- susurró su hermano-. Si le llegaran a hacerle enfadar causarían un gran desastre.

Adeline cerró los ojos y el cielo recuperó sus nubes y su oscuridad.

 Ian, Heidi, Elinor y Marianne Johnson se pusieron en el centro.

-Sólo mi hermana y yo- dijo Ian- tenemos el poder de transformación.

Dio un beso a Heidi y corrió hacia unos árboles junto con Elinor. Regresaron en cuestión de segundos, pero un poco diferentes.

El lobo más grande, Ian, supuse, era negro con orejas y hocico gris, y el otro, quien debía ser Elinor, era casi completamente negra a excepción de dos líneas parecidas a lágrimas blancas. Murmuraban cosas como “Soy mucho más grande que tú” y “Al menos no tengo el cerebro de un cachorro”.

Se exhibieron las Carrington. Las hermanas se tomaron de la mano.

-Nuestro don- dijeron a coro- sólo funciona con las dos.

Sus pupilas se dilataron y se formó frente a ellas un tornado de mortecino morado grisáceo.

Observé impactada la silueta dentro del tornado de una mujer, dejando un pequeño bulto en la entrada de una casa extrañamente familiar.

-Algunos tal vez notaron figuras en el remolino- comentó Jessica.

-Se trata de un recuerdo- aclaró Jane, y regresaron a su esquina.

Las Panettiere se pusieron en el centro.

-Mi don es el mismo de Adam, por lo que no lo mostraré- dijo Juliet.

-Nuestro don tampoco es digno de mostrar- dijo Ann.

-Podemos anestesiar a cualquier ser- comentó Lucy-. Ubicarlo en el más oscuro espacio vacío.

Regresaron a su lado y avanzaron los Houston, los nuevos.

-Hace unas noches recibimos una extraña visita- comenzó David, el líder-. Jack Thompson, un joven vampiro bastante curioso que deseaba información sobre qué éramos. A la fecha no sé cómo supo de nosotros, pero me alegra que nos encontrase.

A mi lado Jack se rió. Los Houston se fueron un instante para reaparecer en forma de enormes zorros. También comprendí lo que decían. 

Será genial matar algunos vampiros sanguinarios, ¿no?  Dijo Nate, el zorro más pequeño color café.

¿Por qué no te callas?  Contestó enfadada Jamie, un poco más grande de pelaje anaranjado.

Esto no es ningún juego, es algo serio, Nate.  Dijo David, el más grande color rojo. Se fueron y volvieron como humanos.

Se colocó John Haywood en el centro.

-Les explicaré teóricamente mi don, pues temo incomodar o molestar a alguien. Puedo leer las mentes. Cualquier pensamiento que tengan lo puedo saber.

Miré a Vanessa y noté de inmediato que no tenía ni idea. Se puso roja como tomate y, cubriéndose la boca con una mano se fue corriendo de allí.

La Loba Blanca se puso en el centro y comenzó su presentación. Me acerqué a más a Jack.

-Necesito ver cómo está Vane- dije entre susurros al tiempo que miraba a John. Tenía un rostro bastante difícil de comprender.

-Está bien- contestó Jack y besó ligeramente mi cuello. Me puse casi tan roja como Vanessa y me dirigí a la entrada para buscarla.

La encontré sentada en la calle, llorando silenciosamente.

-¿Vanessa, estás bien?

-Sí es sólo que… es bastante embarazoso… saber que el escuchaba todo lo que yo pensaba sobre él. ¿Por qué no me dijo cuál era su don? Le pregunté y dijo que lo sabría después.

-Tal vez no encontró embarazosos tus pensamientos. Tal vez los suyos lo eran más.

Lo pensó un momento y las dos comenzamos a reír de la manera más estúpida, lo cual nos hizo reír aún más. Regresamos aún riendo a donde los demás, sólo que esta vez Vane se quedó a mi lado.  

Las Hechiceras Hooper tomaron el centro del jardín. De entre los arboles apareció corriendo la tercera hermana, de cabello muy parecido al mío y ojos casi morados. Me miró un instante con curiosidad y después desvió la mirada.

-Mi don- dijo Bridget- se parece al de Eliot.

Sacó una cantimplora y tiró el agua al suelo, para levitarla con sus manos y hacer figuras con ella. Al terminar la regresó a su botellita.

-Mi don- prosiguió Jasmin- es algo desagradable. Puedo mostrarle a cualquier ser su peor fobia. Por ejemplo, si a una chica le asustan las arañas, me transformaría en una, o la transformaría en una. Si alguien le teme al fuego, crearía un terrible incendio frente a él, pero sería algo que sólo ellos verían.

-Mi nombre es Camelia, y mi don es la visualización de auras. Puedo saber su estado de ánimo, su don y su especie.

Miró un instante a los Houston.

-Zorros- dijo con seguridad. Miró a Rachel-. Extraña combinación, jamás había visto el aura de una hija de Vampiro y Loba- siguió recorriendo la mirada por todos hasta detenerse en mí-. Vaya, mis respetos, tu aura es una de las más peculiares. No estoy muy segura… Hija de la Luna, ¿me equivoco?

 

 

 

…Final de la parte I de la serie

Mi Chico Vampiro….