Mi chico Vampíro - Extraño frenesí (cap.8)


Extraño frenesí:

 

Alex estaba vestido únicamente por sus jeans, sólo que ahora estaban rasgados y sucios. Su pelo enmarañado chorreaba lodo y sus pies descalzos tenían algunos rasguños. Tenía rostro duro, casi molesto, y me miraba frunciendo el seño. Corrí hacia él y lo abracé de la cintura pero rápida y bruscamente me aparto.

-¿Por qué me tratas así?- le susurré, intrigada por su reacción.

-Vine a hablar con Robert y Kevin- dijo, ignorando mi pregunta-. También me gustaría hablar con tu... novio- escupió la palabra como si fuera una grosería.

Lo miré a los ojos pero su expresión no se relajaba. Sentí como una lágrima caía por mi mejilla pero él fingía no haberlo notado.

-Iré por ellos- dije al tiempo que me giraba.

Entré de nuevo a la cocina y caminé hacia los chicos.

-Alex quiere hablar con ustedes- anuncié con voz titubeante-. Está allá afuera- dije mientras movía la cabeza en dirección al patio trasero.

Jack se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos. Secó mis mejillas con sus pulgares y besó mi frente.

-¿Estás bien?- preguntó con el rostro cercano al mío.

-Voy a estar bien- le aseguré y le di un beso en la mejilla.

-Vuelvo pronto- prometió y luego salió de la habitación. 

Me sequé lo que quedaba de mis lágrimas y caminé hacia la sala.

Esperé sentada en el sofá más pequeño. Vanessa se sentó a mi lado y me rodeó con el brazo.   

-Por cierto- dije de repente rompiendo el silencio-, ¿por qué te atacó la loba blanca?

-En realidad no estoy muy segura. Estaba paseando en mi forma lobuna en el enorme bosque que está a las afueras de la ciudad, en la carretera hacia Hallein. Me encontré con ella, también en fase lobuna, y estaba muy alterada. Comenzó a rugir y ladrar, sin que pudiera comprender que era lo que quería, y de repente ya tenía su mandíbula enterrada en mi pata.

- ¿Bebe sangre?

-No lo sé. Nunca ha atacado a ningún humano.

-Qué raro...- exclamé.

Estuvimos otro rato en silencio. Después de varios minutos, Vanessa comenzó a impacientarse.

-¿De qué quería hablar Alex con los chicos?- me preguntó.

Me encogí de hombros. 

-No me dijo.

-¿No?- parecía realmente sorprendida.

-No. Sigue molesto conmigo.

En ese momento llagaron los chicos a la sala. Kevin y Robert se sentaron en el sillón más grande mientras Jack llamaba por teléfono.

-Hola, Will. Alex ya apareció. Vino a casa de los Brennan a hablar con Kevin, Robert y conmigo.

Will le contestó algo pero, según entendí, Jack lo interrumpió.

-Se fue. Decidió salir de la ciudad aunque no nos quiso decir a dónde.

-¿¿Qué??- grité.

Jack me miró un instante pero algo que dijo Will lo preocupó.

-¿Tú crees que sería capaz de algo así?

Will dijo algo que alcancé a escuchar como un sí.

-Búscalo y habla con él- ahora Jack parecía un poco alterado.

Will dijo algo más y colgó.

Todos en la sala mirábamos a Jack, incluyendo a Julia, que se había sentado junto a Kevin y Robert.

-¿Qué pasa, Jack?- pregunté, nerviosa por su expresión.

-Will dice que tal vez Alex podría llegar a... lastimarse...

Todos se quedaron en silencio mientras digerían lo que Jack acababa de decir.

Me paré, tambaleante, y me dirigí hacia la entrada. En menos de un segundo Jack estaba a mi lado, cerrando la puerta que yo ya había abierto.

-¿A dónde vas?

-No me sigas, ¿de acuerdo? Estaré bien.

Asintió y dio un paso atrás. Salí de la casa corriendo. No estaba segura de adónde ir pero sentía un extraño instinto que me guiaba hacia el sur.

Noté que corría rápido, como nunca antes había corrido, y a pesar de que ya había avanzado como tres kilómetros no me sentía cansada. Algo extraño corría por mis venas, dándome fuerza para correr más y más. Comencé a notar que mi instinto me llevaba hacia la carretera. Sabía que pronto habría gente, que se preguntaría por qué corría tanto. Inconscientemente me desvié y en menos de un minuto ya corría en un enorme bosque. Había muchos olores y sonidos, todos fuertes y definidos, en aquel lugar.

Percibía el olor de las hojas de los pinos que pasaban casi rozándome a toda velocidad, el sonido de unas ardillas jugando, pero lo más interesante era un olor familiar, silvestre y cálido, y el sonido sordo de cuatro patas corriendo y un jadeo. Debía estar cerca.

Corrí más rápido, aún sin cansancio, y pronto logré visualizar a un lobo enorme, del tamaño de un caballo, de lomo negro con patas, hocico y panza blanca.

-¡Alex!- no dudaba que fuera él- ¡escúchame!

El metamorfo paró rápidamente y se giró para verme de frente.

Hizo un bajo sonido que entendí como: ¿Cómo me alcanzaste?

-Corrí- respondí. Hice una pausa cuando me di cuenta-. ¡Alex, te entiendo!

¿En serio?

-¡Sí!

¡Vaya! ¿Cómo lo haces?  Preguntó sorprendido.

-No lo sé, pero lo hago- hice un esfuerzo por concentrarme-. Vine a hablar contigo. No quiero que te vayas.

Me tengo que ir, Luna, no puedo estar aquí.

-¿Por qué?

Porque no.

-“Porque no” no es una respuesta. Te irás y no te volveré a ver- lo acusé.

Volveré en cuanto me haya enamorado de alguien más...

-¿Qué?- lo interrumpí.

No te hagas la que no lo sabe, parecía enojado Kevin me dijo que había hablado contigo.

-Lo sé, pero no entiendo eso de que volverás cuando te enamores de alguien más.

Solo así podría aguantar verte con Jack.

-Pero yo no quiero que llegues con alguien más.

¿Por qué? ¿Prefieres verme sufrir?

-No.

¿Entonces?

-Solo quiero que volvamos a ser amigos.

Lo seremos cuando ya no te ame con tanta intensidad y tenga a alguien conmigo.

-No, porque estarás con ella todo el tiempo y seguro no va a querer que seamos amigos y...

No va ser así, me interrumpió te lo prometo.

-¿Volverás pronto?

Suspiró.

Eso no te lo puedo asegurar, pero pronto te llamaré.

-De acuerdo, pero contéstame dos preguntas antes de que te vayas.

De acuerdo.

-¿Ésta mañana estabas en la Plaza Principal?

Sí, ¿por qué?

-¿Con quién estabas? En tu moto había dos cascos.

Con Maite. Perdí una apuesta contra ella y tuve que comprarle un helado.

-Ah... bien- por alguna razón, que en ese momento no entendí, me sentía aliviada.

¿Cuál es tu otra pregunta?

-¿Por qué me trataste tan mal en casa de los Brennan?

Pensé que sería más fácil si me iba sin despedirme.

Me quedé en silencio.

¿Me dejarás ir? Preguntó ilusionado.

No dije nada, me limité a acercarme más y alzar mis brazos en un intento de alcanzar su cuello. Me miró un momento con sus grandes ojos azul cielo y después agachó su enorme cabeza. Lo abracé con fuerza, derramando lágrimas contra su suave pelaje. Hizo la cabeza hacia tras y me dio un lengüetazo.

-Adiós, Alex.

Adiós, Luna.

Se giró y siguió andando, aunque a un paso más lento.

Lo que en eso momento sentía no era fácil de entender ni explicar. Me sentía triste porque una de las personas más importantes en mi vida se había ido por tiempo indefinido pero yo sabía que habría sido peor no haberme podido despedir.

Decidí correr de nuevo. La sensación de correr me hacía sentir bien. Noté que cada vez era más ágil al correr. Pronto sólo el viento azotando contra mi rostro y enredando mi pelo me aseguraba que estaba en movimiento.

Llegué rápido a casa de los Brennan, aunque no estaba segura de cómo. Toqué la puerta una sola vez y Jack la abrió. Me abrazó. Aunque lo sentí como un ligero apretón sus músculos se marcaban con fuerza.

-Lo siento- dijo mientras se apartaba-, ¿te lastimé?

-No, en realidad no.

Tomé aire con fuerza, esperando estar tan cerca para aspirar su aroma. Era el mismo, pero ahora estaba más concentrado, al grado de picarme en la nariz.

-¿Qué te pusiste?- pregunté haciendo un gesto.

-Lo dice la chica que huele a perro. Supongo que encontraste a Alex.

Olí mi brazo pero no percibí un olor malo, sólo uno muy parecido al de Alex aunque un poco más suave.

-Sí, lo encontré, pero justo de eso te quería hablar. No lo encontré precisamente, lo alcancé.   

-¿Lo alcanzaste?- estaba realmente sorprendido.

-En su forma lobuna- le aseguré-. Y no sólo eso, hablé con él. No sé cómo, pero todos los gemidos y sonidos que hacía los entendí.

-¿Estás segura?

-Aja.

-Vamos a probarlo- intervino Vanessa.

-Claro- respondí.

-Me parece buena idea- aceptó Jack.

Jack y yo pasamos al patio trasero, seguidos por los Brennan.

-Ahora vuelvo- dijo Vanessa y echó a correr.

Esperamos unos minutos y ella regresó en forma lobuna, cargando con el hocico su ropa. Se la dio a Julia y me miró fijamente.

¿Lista? Preguntó con un gemido.

-Y dispuesta- le aseguré.

M... ¿cuánto es dos más dos?

-Cuatro.

¡Vaya! Exclamó Dime el nombre de tu novio.

-Jack.

El nombre de mi madre.

-Julia.                     

El nombre de él chico que se acaba de ir.

-Alex.

¡Decías la verdad! ¿Cómo lo haces, Luna?

-En realidad no lo sé, pero es increíble, ¿no?

¡Lo es! Volteó a ver a su familia ¡Kevin, Robert, mamá!, Luna dice la verdad.

-Nos damos cuenta- aseguró Kevin.    

-Me pregunto cómo lo haces- susurró Jack.

Ahora veamos tu velocidad me retó Vanessa Alcánzame, si puedes.

Comenzó a correr hacia el sur y la seguí de inmediato. Sentía la adrenalina corriendo por mis venas. Corría muy rápido, no lo podía comparar con Jack, pero aún así era rápido.

 No tardé en alcanzar a Vanessa. Logré jalarla de la pata pero cayó al suelo.   

¿De dónde sacaste tanta fuerza?

Para ese momento los demás ya nos habían alcanzado y me miraban sorprendidos.

-No lo sé. En realidad, no me di cuenta de lo fuerte que te jalé.

-¿Qué tan fuerte eres?- me preguntó Jack.

-No estoy segura.

Se agachó y tomó una gran roca con una sola mano. Me la pasó lenta y cuidadosamente. La tomé y me impresionó lo liviana que se sentía. La alcé alto con una sola mano.

-Genial- exclamó Jack. Se acercó a mí para abrazarme pero hizo un gesto de repulsión y se alejó de nuevo-. ¿Qué tanto te acercaste a Alex?

-No huele a Alex- intervino Robert, repentinamente serio-. El olor de él es más amargo. Tampoco es mi olor, el de mis hermanos ni el de mi madre.

-¿Entonces a qué hueles?- me preguntó Jack.

-Tal vez a una mezcla de todos los Brennan. Pero, ¿eso qué importa? ¿Ustedes no tienen hambre?- les pregunté a los metamorfos que me rodeaban-. Los reto a una carrera de vuelta a casa.

Eché a correr, flanqueada por Jack y con los demás Brennan pisándome los tobillos. Yo sabía que Jack podía correr más rápido pero aún así notaba que no era mucha la diferencia entre los dos. La fuerza y rapidez que repentinamente me había invadido me hacía estar casi a su nivel y eso me agradaba.  

Cuando llegamos al patio de los Brennan, Will estaba sentado en una enorme roca. Me pregunté si Jack le habría avisado que yo había ido a buscar a Alex también.

-¿Pudiste hablar con él?- me preguntó cuando nos acercamos.

Bien, sabía que lo había ido a buscar.

-Sí, no te preocupes, dudo que haga algo estúpido- lo tranquilicé.

 -Creí que había cambiado de fase.

-Y lo hizo, pero por alguna extraña razón pude comprender todo lo que decía, ¿verdad, Vanessa?- Will volteó a verla.

Luna dice la verdad  le aseguró Además, ahora es tan fuerte y veloz como nosotros.

 -¿En serio?

-Lo juro. ¿Te parece si te lo explico mientras como algo? Muero de hambre- me giré para ver a Julia-. ¿Quedó algo de ensalada?

-Está en la cocina.

-Genial- respondí apresuradamente y corrí a adentro.

 

Me serví en un tazón lo que quedaba de la ensalada.

-¿Sabes, Will?- dije cuando terminé-. Creo que desde ahora iré corriendo a la escuela. Es muy divertido.

-Oh... está bien- respondió algo confundido.

-Eh... Jack, ¿podemos hablar un momento?- preguntó de repente Vanessa, que ya había cambiado de fase.

Jack me lanzó una mirada significativa y yo asentí, aunque él no necesitaba mi permiso.

Salieron al patio y comenzaron a hablar en voz baja. Me indignaba que no quisieran que yo escuchara, pero me di cuenta de que mi oído se había vuelto más agudo y alcanzaba a escuchar un poco, aunque no suficiente para comprender el tema de conversación. Me rendí y me senté en la sala.

Después de varios minutos regresaron con aire despreocupado, pero yo sabía que estaban escondiendo algo, de no ser así, habrían hablado frente a nosotros.

-Será mejor que te llevé a casa- me dijo Jack-, Sam se va a preocupar.

-Aún es temprano- protesté, pero él ya sostenía abierta la puerta.

-Adiós, Luna- se despidió apresuradamente Vanessa-, espero verte pronto.

-Cuenta con eso- después le pediría una explicación-. Adiós, Julia. Adiós, chicos.

Jack me abrió la puerta del copiloto del Beetle y, después de cerrarla delicadamente cuando entré, subió del lado del conductor.

-¿Me vas a explicar qué pasa?

-No pasa nada- dijo con gran sinceridad, al punto de que casi le creí, casi.

-M...

Me crucé de brazos.

-¿Qué quería Vanessa?

-Sólo quería saber si tenía planeado ir a buscar a Alex. Le dije que prefería esperar a que él se sintiera listo para regresar.

-Ah- respondí fingiendo indiferencia.

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Y muy pronto:

"Secuestro Vampírico"
Lizzi es una novicia de 12 años que toda su vida vivió en un convento al ser abandonada por sus padres. Richard, un vampiro que vive en la ciudad, decide secuestrarla para que tenga la oportunidad de vivir.
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