Intercityschule:

 

El primer día me desperté temprano para irme caminando. La escuela no estaba muy lejos y me ahorraría el silencio incómodo que solía provocar Sam.

Iba caminando por la carretera cuando una camioneta Ford gris, de un modelo ya antiguo, pero conservada, se paró a mi lado izquierdo. Un chico, como de dieciséis años en el rostro y veinte en el musculoso cuerpo, bajó de la camioneta y avanzó hacia mí. Su piel era algo oscura, no parecía austriaca, y su cabello negro y corto.

-¡Hola Luna!- me dijo aquél chico y su voz me sonó extrañamente familiar-, ¿Te acuerdas de mí?

-¿Will?, ¿William Zimmermann?- era un chico de precisamente dieciséis años que había conocido la navidad de hace tres años. Su familia, en la que se juntaban genes mexicanos, era muy amiga de la nuestra. Era imposible lo mucho que había crecido-. ¡Mírate, estás enorme!

-Bueno, tú no aparentas catorce.

-Trece- le corregí-, cumplo los catorce en junio.

-Vaya. ¿Quieres que te lleve?, Sam me contó que te inscribiste en Intercityschule, curso primero de preparatoria allí.

-Yo segundo de secundaria- aclaré-, y me encantaría que me llevaras.

Me abrió la puerta de copiloto y subí, algo un poco difícil porque mis zapatos estaban resbalosos a causa de la nieve. Rió discretamente y subió al asiento del conductor.

Llegamos media hora antes de que empezaran las clases así que nos sentamos en una de las bancas del estacionamiento cerca de la camioneta.

-¿Sabes?, debes tener cuidado con los lobos, sobre todo con esos grandes- noté su tono burlón.

-¿Quién te lo dijo?, yo no se lo conté a nadie…

-Jack- respondió- Jack Thompson.

Me quedé boquiabierta. Jack era real, aquello no había sido solo una alucinación provocada por mi descabellada mente.

-¿Conoces a Jack?

-Sí. De hecho estudia aquí, va en algunas de mis clases junto con… Katherin…- noté la ilusión al pronunciar su nombre.

-Hui… ¿quién es Katherin?

-Su hermosa hermana.

En ese instante un Beetle plateado con quema cocos, seguido por un mini-cuper negro, se estacionó justo a un lado de nosotros. Del asiento del conductor del Beetle salió Jack Thompson y del lado del copiloto supuse que Katherin. Era hermosa. Su pelo era lacio, largo, le llegaba poco antes de las costillas, y negro con unos rayos rojo oscuro. Estaba cortado en capas y las cortas quedaban en punta. Me miró fija y amablemente, después, le susurró algo a Jack tan bajito que, aun estando tan cerca, sólo escuché una especie de zumbido.

-Hola, Will- comenzó ella-, hola, Luna.     

-Hola- respondió rápidamente William. Me recordó a lo patética que me había sentido la primera vez que vi a Jack.

-Hola, chicos- dijo Jack-. Luna, ella es mi hermana Kat- la señaló con la mano.

-Mucho gusto, Kat.

-Igualmente, Luna. ¿Sabes?, mi hermano no para de hablar de ti, en serio, es muy molesto…

-Kat, cállate- dijo Jack a la defensiva.

Agaché la cabeza al sentir que me ruborizaba. Miré el reloj.

-Ya van a empezar las clases y tengo que encontrar los salones… tal vez nos veamos luego- abrí la puerta del copiloto de la camioneta de Will y saqué mi morral. Jack voltio rápidamente a ver a William y lo fulminó con la mirada.

-¿Tú llegaste con ella?- preguntó con voz grave y feroz. Me tambaleé un momento e intenté recobrar la postura lo más pronto posible.

-Estaba sola caminando por la carretera, y, conociéndola, se caería en el intento de llegar hasta aquí- se defendió. 

-Gracias- dije con tono sarcástico aunque sabía que tenía razón.

-Jack- intervino otro chico, de tez igual de blanca, que había salido del mini cuper negro-, contrólate.

-Lo siento. Luna, él es Jason.

-Hola, Jason- miré de nuevo el reloj-. Eh… pues… m… yo… me tengo que ir… nos vemos- hice un gesto rápido con la mano y me puse en marcha.

 

La primera clase era de Lengua. Consistía en explicar cosas básicas del español, inglés y alemán. La primera clase era de alemán, con suerte aprendería a saludar o algo por el estilo.

Durante la clase de ciencias sociales, la última antes del almuerzo, el sonido de algo al caer me distrajo por un momento.

-Disculpa, ¿me podrías pasar aquella pluma?- preguntó una chica de pelo castaño que estaba sentada en la fila de al lado señalando una pluma azul que rozaba mi bota.

-Claro- la recogí y se la acerqué-. Me llamo Luna Hummel

-Yaneth Egartner, soy de México pero mi padre era alemán

- Yo también. Mis abuelos paternos eran austriacos.

El timbre sonó y todos se levantaron apresuradamente.

-Eres nueva, ¿cierto?

-Sí. Algún consejo.

-Pues cuídate de la maestra Brettemthaler y estarás bien. ¿Te quieres sentar hoy conmigo y mis amigos?

-Por supuesto.

Llegamos a una mesa de la cafetería en la que se hallaban cuatro chicos y dos chicas.

-¡Hola chicos!- los saludó Yaneth-, ella es Luna, ¿les importa si come con nosotros?

-Por mí no hay problema- contestó un chico alto y delgado de piel rojiza y cabello negro-, me llamo Edgar y soy de México.

-Hola. Luna Hummel.

-Hola, Luna- dijo una chica de cabello rubio natural y piel un poco clara-, soy Jennifer pero me puedes decir Jeni.

Asentí con la cabeza. Me senté a un lado de Yaneth mientras los demás se presentaban:

-Yo soy Eduardo- dijo un chico bajito y flaco de tez un poco oscura y pelo castaño, chino y corto-, pero todos por aquí me dicen Lalo.

-Y yo soy Laura- agregó una chica de piel blanca y pelo color miel.

-Me llamo Jonathan- dijo otro chico igual de blanco, de cabello castaño.

-Y yo Fernando- dijo el último que llevaba una bandeja con una de cada cosa de las que había en la cafetería, se atragantaba con un bretzel dulce y, aún así, estaba increíblemente delgado.

-Mucho gusto chicos, y gracias por dejarme sentar aquí.

-De nada- dijo Jeni que miraba fijamente sobre mi hombro-. No voltees pero Jack Thompson te come con la mirada.

Inevitablemente voltee. Jeni tenía razón, Jack me lanzaba una mirada intensa desde el otro lado de la cafetería, donde se sentaban los de prepa. Regresé la cara a la mesa. Jeni rió bajito.

-Te dije que no voltearas.

-Perdón.

 

Al terminar las clases me encontré a William, en el estacionamiento, quien me ofreció llevarme devuelta a casa.

 

-Y… ¿cómo te fue en tu primer día?- preguntó a mitad de camino.

-Bien, a excepción de que Jack no me dejó comer tranquila.

-¿Por qué?

-No dejaba de observarme, a tal punto que sentía sus ojos en mi espalda.  

-M… ya veo.

 

Paramos enfrente de mi casa. Bajé de la camioneta y le di la vuelta para llegar al lado de William.

-Gracias, Will.

-De nada. A ver si nos encontramos mañana en el camino. Es divertido pasar tiempo contigo.

-Okey.

Entré a la casa. Sam estaba en la sala viendo en la televisión un partido de futbol.